
Y a cada instante,
un suspiro,
y a cada tiempo,
un respiro.
Dentro, un corazón
acaricia los colores nubosos
del alma herida por el arcoiris
lejano.
No lo dejes,
el sol extrañará tus ojos
y la luna deseará tu piel.
No lo dejes,
la tierra calmará tu llanto
y el cielo acariciará tu sed.
Y en el río un candor oloroso
llama con sones de tambor,
no la dejes, no te vayas.